El Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) en Morelos enfrenta una serie de denuncias que ponen en entredicho la conducta profesional y ética del médico Julio César Ceballos, actual encargado de la Subdelegación Médica.
Durante el primer semestre de 2025, Ceballos —gastroenterólogo con trayectoria tanto institucional como privada— ha sido señalado por pacientes y familiares por actitudes prepotentes, negligencia médica y falta de empatía, tanto en su consultorio particular como en el ejercicio de su cargo dentro del ISSSTE.
Uno de los testimonios más contundentes fue emitido por Héctor Carrillo, quien relató la experiencia de su abuela al acudir con Ceballos por un dolor estomacal. “A pesar de todas sus especialidades, carece de ética profesional”, escribió, lamentando que el médico priorizara la ostentación de sus credenciales sobre la atención empática.
Otro caso más grave fue documentado por Villegas Muñoz, quien acusó directamente a Ceballos de negligencia médica: “Mi abuela fue con él, no le hizo caso, le mandó medicamentos que no tenían nada que ver. Después, otro doctor nos dijo que tenía peritonitis. Mi abuela falleció.”
Lejos de tratarse de un hecho aislado, múltiples testimonios coinciden en describir un patrón de maltrato, abuso de autoridad y negligencia, lo cual agrava la percepción pública sobre la falta de ética dentro del servicio médico del ISSSTE en Morelos. Estas acusaciones adquieren mayor relevancia al provenir de un funcionario que, desde su posición administrativa, debía garantizar una atención digna, humana y de calidad.
De forma paralela, la institución mantiene abiertas investigaciones internas por presuntos desvíos de recursos y uso irregular de dispositivos quirúrgicos reutilizados, hechos que también habrían ocurrido bajo la administración de Ceballos. Estas indagatorias buscan esclarecer responsabilidades y confirmar si existieron irregularidades en los procesos médicos y administrativos.
El caso ha generado indignación social y reclamos de justicia, tanto por parte de los derechohabientes como de la opinión pública. Los testimonios reflejan no solo la pérdida de confianza en un médico con poder dentro del sistema, sino también una exigencia colectiva: que los servicios de salud pública sean administrados con ética, responsabilidad y respeto a la vida humana.
Mientras las autoridades del ISSSTE Morelos realizan las investigaciones correspondientes, el llamado ciudadano es firme: no más negligencia, no más impunidad. La salud pública merece transparencia, atención de calidad y servidores con verdadera vocación de servicio.
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